Disfunciones y parafunciones orales; repercusiones de un mal funcionamiento motor oral
Dentro de las disfunciones más
comúnmente encontradas en el ámbito oral esta la interposición lingual en
reposo, deglución y/o fonoarticulación, las personas con síndrome de respirador
bucal y la deglución atípica, teniendo todas una repercusión importante sobre
los tejidos duros y blandos de la región oral y perioral. Un ejemplo de ello es
la generación de una mordida abierta anterior producto de interposición lingual
en reposo, deglución o fonoarticulación, la que implica constantes
fuerzas de empuje anormal sobre las piezas dentales que lleva a protrusión
dental a nivel de los incisivos, o un cierre labial alterado; con eversión del
labio inferior e hipotonía labial como consecuencia de una deglución atípica.
Sin duda, estas manifestaciones clínicas generan un dolor de cabeza para los
odontólogos y especialistas a la hora de la planificación y realización de un
tratamiento, ya sea ortodóncico, rehabilitador como también sobre el trabajo de
implantólogos y protesistas. Otra de los problemas a que se ven expuestos tanto
el paciente como el odontólogo es el Bruxismo. Esta parafunción de origen
multifactorial, es causante de un sinnúmero de molestias al paciente como dolor
articular y muscular, alteraciones del sueño, etc. El desgaste de las piezas
dentarias, la intrusión de las mismas y las complicaciones articulares son
algunas de las manifestaciones clínicas con que los profesionales odontólogos
deben lidiar durante el tratamiento del paciente bruxópata.
Disfunciones y parafunciones en
prótesis e implantes
El funcionamiento de la lengua y su
ubicación tanto durante el reposo como en deglución son de los factores
que más pueden afectar el éxito en la instalación y permanencia de un implante
o de una prótesis. Según Misch (2007), el empuje parafuncional de la
lengua es una fuerza no natural de la misma contra los dientes especialmente
durante la deglución. Se han registrado fuerzas de magnitud de entre 41 a
709 g/cm2 sobre las zonas anterior y lateral del paladar durante ésta. Durante
los movimientos ortodóncicos unos pocos gramos por centímetro cuadrado de
fuerza constante, son suficientes para desplazar los dientes. La posición
aberrante de la lengua puede favorecer la aparición de complicaciones en la
cicatrización en el caso de los implantes y en la duración de la prótesis.
Aunque la fuerza de empuje lingual es de menos magnitud que otras fuerzas
parafuncionales (bruxismo), es de naturaleza horizontal y puede aumentar el
estrés en el área perimucosa del implante. El empuje lingual también puede
contribuir a la apertura de la línea de incisión, lo que puede llegar a
comprometer tanto tejidos blandos como duros. Es por lo anterior que una
parafunción lingual o una disfunción de la misma, como las que se detallaron en
el punto anterior, se convierten en un factor de riesgo para el éxito del
tratamiento.
Una situación similar es la que se
genera por la presencia de apretamiento o ya en mayor cuantía, de
bruxismo en pacientes sometidos a implantes en donde esta entidad se transforma
en un factor de riesgo para el éxito del implante. Debido a la generación
constante de fuerzas de alta magnitud, existe la posibilidad de generar una
fractura por fatiga de la pieza implantada, además la multidireccionalidad (fuerzas
verticales y/u horizontales) de las fuerzas realizadas por el bruxópata sobre
los puntos de apoyo en la pieza dental, contribuyen al aumento de la movilidad
de la misma y la disminución en su estabilidad. Landhle, en su libro
“Periodontología clínica e implantología odontológica” expone al apretamiento,
rechinamiento y el bruxismo como factores de sobrecarga mecánica, y los
presenta como factores de riesgo locales en la generación de periimplantitis,
es decir, la inflamación de la mucosa periimplantaria con pérdida ósea alrededor
del implante, con evidencia clínica y radiográfica.