9.24.2012

Disfunciones y parafunciones orales en prótesis e implantes dentales


Disfunciones y parafunciones orales; repercusiones de un mal funcionamiento motor oral

Dentro de las disfunciones más comúnmente encontradas en el ámbito oral esta la interposición lingual en reposo, deglución y/o fonoarticulación, las personas con síndrome de respirador bucal y la deglución atípica, teniendo todas una repercusión importante sobre los tejidos duros y blandos de la región oral y perioral. Un ejemplo de ello es la generación de una mordida abierta anterior producto de interposición lingual en reposo, deglución o fonoarticulación, la que implica  constantes fuerzas de empuje anormal sobre las piezas dentales que lleva a protrusión dental a nivel de los incisivos, o un cierre labial alterado; con eversión del labio inferior e hipotonía labial como consecuencia de una deglución atípica. Sin duda, estas manifestaciones clínicas generan un dolor de cabeza para los odontólogos y especialistas a la hora de la planificación y realización de un tratamiento, ya sea ortodóncico, rehabilitador como también sobre el trabajo de implantólogos y protesistas. Otra de los problemas a que se ven expuestos tanto el paciente como el odontólogo es el Bruxismo. Esta parafunción de origen multifactorial, es causante de un sinnúmero de molestias al paciente como dolor articular y muscular, alteraciones del sueño, etc. El desgaste de las piezas dentarias, la intrusión de las mismas y las complicaciones articulares son algunas de las manifestaciones clínicas con que los profesionales odontólogos deben lidiar durante el tratamiento del paciente bruxópata.


 Disfunciones y parafunciones en prótesis e implantes

El funcionamiento de la lengua y su ubicación tanto durante el reposo como  en deglución son de los factores que más pueden afectar el éxito en la instalación y permanencia de un implante o de una prótesis. Según Misch (2007),  el empuje parafuncional de la lengua es una fuerza no natural de la misma contra los dientes especialmente durante la deglución. Se han registrado  fuerzas de magnitud de entre 41 a 709 g/cm2 sobre las zonas anterior y lateral del paladar durante ésta. Durante los movimientos ortodóncicos unos pocos gramos por centímetro cuadrado de fuerza constante, son suficientes para desplazar los dientes. La posición aberrante de la lengua puede favorecer la aparición de complicaciones en la cicatrización en el caso de los implantes y en la duración de la prótesis. Aunque la fuerza de empuje lingual es de menos magnitud que otras fuerzas  parafuncionales (bruxismo), es de naturaleza horizontal y puede aumentar el estrés en el área perimucosa del implante. El empuje lingual también puede contribuir a la apertura de la línea de incisión, lo que puede llegar a comprometer tanto tejidos blandos como duros. Es por lo anterior que una parafunción lingual o una disfunción de la misma, como las que se detallaron en el punto anterior, se convierten en un factor de riesgo para el éxito del tratamiento.


Una situación similar es la que se genera por la presencia de apretamiento o ya en mayor cuantía,  de bruxismo en pacientes sometidos a implantes en donde esta entidad se transforma en un factor de riesgo para el éxito del implante.  Debido a la generación constante de fuerzas de alta magnitud, existe la posibilidad de generar una fractura por fatiga de la pieza implantada, además la multidireccionalidad (fuerzas verticales y/u horizontales) de las fuerzas realizadas por el bruxópata sobre los puntos de apoyo en la pieza dental, contribuyen al aumento de la movilidad de la misma y la disminución en su estabilidad. Landhle, en su libro “Periodontología clínica e implantología odontológica” expone al apretamiento, rechinamiento y el bruxismo como factores de sobrecarga mecánica, y los presenta como factores de riesgo locales en la generación de periimplantitis, es decir, la inflamación de la mucosa periimplantaria con pérdida ósea alrededor del implante, con evidencia clínica y radiográfica.